Centro del Apostolado Católico
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Un corazón que ve

15/9/2022

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​La Santísima Virgen María es conocida por muchos títulos y representada de varias maneras. La fiesta de hoy, Memoria de Nuestra Señora de los Dolores, nos ofrece una imagen de una mujer llena de dolor, una madre afligida. Este título nos recuerda todo lo que ella sufrió. De hecho, la Iglesia contempla siete dolores de la Virgen, que el Papa Francisco describió en una homilía en abril de 2020:
​“El primero, sólo 40 días después del nacimiento de Jesús, la profecía de Simeón que habla de una espada que traspasará su corazón (cf. Lc 2,35). El segundo dolor se refiere a la huida a Egipto para salvar la vida de su hijo (cf. Mt 2,13-23). El tercer dolor, esos tres días de angustia cuando el niño se quedó en el templo (cf. Lc 2,41-50). El cuarto dolor, cuando Nuestra Señora se encuentra con Jesús en el camino al Calvario (cf. Jn 19,25). El quinto dolor de Nuestra Señora es la muerte de Jesús, ver al Hijo allí, crucificado, desnudo, muriendo. El sexto dolor, el descenso de Jesús de la cruz, muerto, y lo toma en sus manos como lo había tomado en sus manos más de treinta años antes en Belén. El séptimo dolor es el entierro de Jesús. Y así, la piedad cristiana sigue este camino de Nuestra Señora que acompaña a Jesús.”
El beato Basilio Moreau, quien fundó la Congregación de Santa Cruz y nombró a Nuestra Señora de los Dolores como patrona de la Congregación al, dijo de ella: “¡Es (en sus penas) que veremos hasta qué punto nos ha amado! Ella estaba al pie de la cruz, entre los verdugos y soldados, tan cerca de su Hijo moribundo que ningún detalle de su muerte podía escapar de ella. ‘Allí, junto a la cruz de Jesús, estaba María, su Madre’ (Jn 19, 25). ¿Qué hizo ella en esta circunstancia, tan dolorosa para su corazón, siendo ministra ante el altar en el que se llevó a cabo el sacrificio de nuestra redención?”
 
Aunque debe haber sido insoportable contemplar el abuso y el brutal asesinato de su Hijo, María no apartó su mirada. Ella permaneció lo más cerca posible de su Hijo y participó en el sacrificio de Cristo.
 
Cuando me encuentro frente al dolor, ya sea el mío o el de los demás, lo único que quiero es apartar la mirada, vivir en negación o dejarme distraer por cualquier otra cosa. Enfrentar el duelo o la injusticia, abrazar la cruz es realmente difícil, “Pero si evitamos la cruz, se desvanecerá nuestra esperanza. Es en la fidelidad que una vez prometimos, donde encontraremos asegurados tanto el morir como el resucitar” (Constituciones de la Congregación de Santa Cruz, 8:121).
 
La vida cristiana nos llama no a apartar la mirada, sino a tener “un «corazón que ve». Este corazón ve dónde se necesita amor y actúa en consecuencia” (Deus Caritas Est, 30). Dejarnos conmover por el sufrimiento, actuar y confiar en que el sufrimiento puede y será transfigurado por la gracia de Dios no es debilidad. De hecho, como describió el Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma para 2015, “Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas.” Cuando nos acercamos lo más que se pueda a Cristo y permitimos que nuestros corazones vean como lo hizo María, encontramos nuevas fuerzas. En el corazón de la Virgen Dolorosa atravesado por una espada, encontramos consuelo, refugio y ternura. Encontramos una madre que realmente conoce lo que sentimos, que nos acaricia y toca nuestras heridas con cariño, tal como abrazó el cuerpo destrozado de su Hijo.
 
Que nuestras lágrimas se mezclen con las de María como una digna ofrenda de amor. Que cultivemos, como María, un corazón que ve, un corazón firme y misericordioso, atento y generoso, y que lleva bien el dolor y las penas “con fuerza, con llanto” (Papa Francisco, homilía, abril de 2020).
 
Que hagamos nuestras las palabras de la secuencia de hoy (también conocida como el Stabat Mater y utilizada con frecuencia en la recitación del Vía Crucis):
¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.
Fátima Monterrubio Cruess es la Coordinadora de Recursos del Centro del Apostolado Católico. En este rol, ayuda en la creación y uso del contenido y los recursos del Centro tanto en inglés como en español
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Tres beatos modernos este julio

19/7/2022

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A lo largo de este mes de julio, tenemos las vidas de tres beatos a los que podemos recurrir en busca de inspiración en estos tiempos modernos. Los tres beatos vivieron durante los años 1900 y experimentaron muchos de los mismos altibajos que enfrentamos hoy. El 7 de julio celebramos a la Beata María Romero Meneses, quien vivió del año 1902 a 1977 y ministró en Nicaragua y Costa Rica. Luego, el 28 de julio celebraremos al Beato Stanley Rother, quien nació en Oklahoma en 1935 y fue martirizado en Guatemala en 1981. Finalmente, el 30 de julio celebraremos al Beato Solano Casey, un capuchino que vivió desde el año 1870 hasta 1957 y ministró en Nueva York y Detroit durante gran parte de su vida. Las vidas de estos tres beatos son gran ejemplos y pueden servir como guía para nosotros hoy en día.

Beata María Romero Meneses
María Romero Meneses nació en Nicaragua en el año 1902. En su juventud estuvo gravemente enferma, pero después de su recuperación, se comprometió a ser una hermana religiosa. Se unió a las Hermanas Salesianas cuando tenía 27 años y fue transferida a Costa Rica, donde estuvo para la mayor parte de su ministerio. Se enfocó tanto en ayudar a los pobres de su comunidad como en ayudar a los ricos a entender cómo podían ayudar a aquellos que estaban pasando por dificultades. En el mundo de hoy, me parece que puede ser fácil aislarnos a nosotros mismos o a o a los demás para hacer una sola cosa, pero, la Beata María es un ejemplo para nosotros de ayudar a los necesitados y al mismo tiempo tratar de abordar las causas estructurales de estas necesidades. Aunque la mayoría de nosotros no tendremos la oportunidad de trabajar y ministrar en lugares como Nicaragua y Costa Rica, podemos pedir la intercesión de la Beata María para discernir cómo ayudar a los pobres de nuestra comunidad y ayudar a cambiar las estructuras que conducen a la pobreza.

Beato Stanley Rother
El Beato Stanley Rother nació en 1935 en Oklahoma. Se ordenó como sacerdote de la Arquidiócesis de Oklahoma City y en 1968 fue asignado a la misión de Oklahoma a Guatemala con el pueblo Tzʼutujil. Mientras estaba en Guatemala, el Beato Stanley hizo más que solo predicar, fundó una estación de radio y un hospital, enseñó lecciones de idiomas e hizo todo lo que pudo por el pueblo Tzʼutujil. Incluso aprendió español y el idioma tzʼutujil de forma autodidacta para poder ministrar mejor y acompañar a la comunidad. El Beato Stanley terminó siendo asesinado durante la Guerra Civil Guatemalteca porque su trabajo misionero lo puso en medio de los dos bandos. Una lección que he aprendido del Beato Stanley es cómo podemos ministrar a las personas de muchas maneras, no solo a través de la predicación. Aprendió el idioma Tzʼutujil no solo para predicar, sino para poder interactuar con los Tzʼutujil en su vida cotidiana y acompañarlos.
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Beato Solano Casey
El 30 de julio cerraremos el mes celebrando la fiesta del Beato Solano Casey. El Beato Solano nació en 1870 y entró en los Capuchinos a principios de siglo. Pasó los primeros veinte años de su ministerio en Nueva York y luego, en 1924, fue trasladado a Detroit. Mientras estuvo en Detroit, se desempeñó principalmente como portero en el monasterio capuchinos. Incluso mientras hacía la tarea relativamente simple de un portero, el Beato Solano estaba atento a los visitantes del monasterio y rezaba con y por ellos, por sus enfermedades y otras dificultades. Era famoso por sus Misas especiales celebradas por los enfermos y la gente viajaba solo para estas Misas con el Beato Solano. Encuentro el ejemplo del Beato Solano como el portero inspirador en nuestro mundo actual. Tenía una tarea sencilla, pero la hacía muy intencionadamente y con mucho amor, acercando a muchas personas a Cristo. ¡Que todos oremos por la intercesión del Beato Solano para hacer nuestras tareas con la misma gran intencionalidad y amor!
Al continuar con este mes de julio, oremos por la intercesión de la Beata María Romero Meneses, el Beato Stanley Rother y el Beato Solano Casey mientras nos esforzamos por acercarnos más a Cristo y llevar a otros a Él.
 
Para obtener más información sobre los santos y beatos, visite nuestro sitio web de Días festivos católicos haciendo clic aquí.
Para ver un calendario de los días festivos en julio, y cada mes, haga clic aquí.

Jonathan Harrison es el Asociado de Programas del Centro del Apostolado Católico.
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Una Cuaresma de Frutos de Vida Nueva

18/3/2022

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​A mí me gusta establecer metas y alcanzarlas. Muchas veces al empezar la Cuaresma, comienzo con el deseo de hacer un cambio radical. Resuelvo deshacerme de todos mis malos hábitos: dejar de comer golosinas, limitar el tiempo que paso viendo mis programas favoritos y más. Cuando no logro hacer este cambio extremo o incluso fallo en cosas pequeñas, me siento muy desanimada y me quiero por vencida. Pero este año cuando escuché las lecturas el último domingo antes de la Cuaresma, me sentí llamada a cambiar de estrategia.
 
Las lecturas pocos días antes del miércoles de cenizas no nos hablan de lograr metas espirituales ambiciosas. Más bien, las lecturas nos invitan a crecer y dar frutos. La primera lectura introduce el tema al describir cómo “El fruto muestra cómo ha sido el cultivo de un árbol” (Sirácides 27:6). Del mismo modo, en el Evangelio, Jesús nos recuerda que “Cada árbol se conoce por sus frutos” (Lucas 6:44-45).
 
Este enfoque en los frutos se encuentra en varios pasajes de las Sagradas Escrituras. En el Evangelio de Juan, Jesús les encarga a sus discípulos “que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca” (Juan 15:16). El Papa Francisco describe como los discípulos misioneros se conocen por el fruto que dan. Describe a la Iglesia como una comunidad evangelizadora que “siempre está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda”. La descripción del Papa Francisco también nos puede guiar en nuestra jornada durante la temporada de cuaresma: “Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados” (Evangelii Gaudium, 24).
 
¿Qué tal si en vez de quejarme o alarmar por cómo he fallado con lo que resolví para la Cuaresma, reflexionara sobre cómo puedo aprovechar para que esta Cuaresma sea una temporada de crecimiento y fruto que permanece? Cambiar nuestro enfoque y dirigir nuestra atención al fruto que Dios quiere que den nuestras vidas nos abre a nuevas posibilidades. Nos recuerda que la cuaresma no se trata de lograr algo por nuestros propios méritos. Mas bien hay que dirigir la mirada hacia el Señor, el sembrador, quien dispersa la semilla generosamente y da vida nueva. Podar todo lo que no es saludable es una parte importante del crecimiento, sin embargo, no hay que enfocarnos en lo que dejamos atrás. Cuando intentamos reconocer los buenos frutos que Dios está produciendo, mantenemos una perspectiva mucho más saludable.  Así, la Cuaresma realmente puede prepararnos para la vida nueva que celebramos de una manera especial durante la temporada de Pascua.
 
Los sacrificios cuaresmales son una práctica buena, pero debemos tener cuidado de no perder de vista su por qué. No se trata de renunciar a algo como si ese fuera el fin en sí mismo. Renunciar a los dulces o poner límites al tiempo que pasamos viendo televisión no se trata simplemente de un ejercicio de fuerza de voluntad. Su propósito es abrirnos algo más. En lugar de verlos como un “no” a algo, podemos verlos como un “sí” al cuidado de nuestro bienestar, un “sí” a más tiempo para la oración y conversación con amigos y familiares. Estos son los frutos duraderos hacia los que se destinan tales disciplinas.
 
Al continuar nuestra jornada cuaresmal, reflexionemos sobre ¿Qué tipo de fruto están produciendo mis elecciones? ¿Cómo puedo cooperar con la gracia de Dios para dar fruto en abundancia? Al intentar hacer esto, no hay que perder la paz por la cizaña que surge y amenaza nuestras buenas intenciones. No hay que tener reacciones quejosas ni alarmistas cuando tropecemos. Mas bien, dejemos que la gracia de Dios obre en nosotros y nos renueve para que podamos dar frutos que permanecerán, por grandes o pequeñas que sean.

​Fátima Monterrubio Cruess es la Coordinadora de Recursos del Centro de Apostolado Católico. Ayuda en la creación y el uso del contenido y los recursos del Centro tanto en inglés como en español.

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El Día de Muertos y el Sentido Cristiano de la Muerte

2/11/2021

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​“La muerte ha sido devorada por la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” (1 Corintios 15:54-55)
 
En la primera carta de San Pablo a los Corintios, afirma algo audaz: la muerte no nos derrota, la muerte no es el fin. La muerte de Cristo ha traído la resurrección; por medio de la gracia de Dios, podemos alcanzar la vida eterna. La muerte, una consecuencia del pecado, ha sido vencida por el sacrificio y el triunfo de Cristo. San Pablo anima a los corintios a darle a la muerte el lugar que le corresponde. Es decir, no debemos tomar la muerte a la ligera. Estar conscientes de que nuestra vida terrenal es temporal, debe motivarnos a evitar el pecado y prepararnos para nuestro juicio final. Al enfocarnos en la vida eterna, podemos vivir sin miedo a la muerte.
 
De eso precisamente se trata la celebración de Dia de Muertos, reconocer el lugar que le corresponde a la muerte. Si bien esta celebración ya existía antes de la llegada del cristianismo a las Américas, la intuición cultural nos orienta hacia la verdad de que el “sentido cristiano de la muerte es revelado a la luz del Misterio Pascual de la muerte y de la resurrección de Cristo, en quien radica nuestra única esperanza.” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1681). Los pueblos de México y América Latina celebran esta fiesta motivados no por una fascinación sombría por la muerte, sino por la creencia fundamental de que existe algo más que nuestra vida terrenal.
 
El Día de Muertos se celebra principalmente el 2 de noviembre, la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, pero también durante todo el mes.
 
Familias y comunidades arreglan altares, u ofrendas, según sus propias costumbres. Se decoran con calaveras de azúcar que llevan los nombres de los difuntos. Se colocan en el altar las comidas y bebidas favoritas de los seres queridos que han fallecido, junto con sus retratos. Familiares y amigos celebran en los cementerios comiendo tamales y pan de muerto (un pan dulce cubierto con trozos de masa hechos en forma de huesos) y bebiendo atole (una bebida caliente hecha con masa y endulzada) al son de la música de mariachi. Velas, papel picado y flores de colores brillantes (especialmente cempasúchil) decoran las calles, los altares y las tumbas. Se difunden poemas, caricaturas y chistes que se burlan de la muerte. Todo esto se hace para reconocer lo que realmente es la muerte y recordarnos que la muerte no tiene la última palabra.
Aun con lágrimas y dolor podemos poner nuestra esperanza en la Resurrección y esperamos poder reunirnos con nuestros seres queridos en la eternidad. Confiándolos a la misericordia de Dios, oramos para que “al confesar nuestra fe en tu Hijo resucitado de entre los muertos, se afiance también nuestra esperanza en la futura resurrección de tus siervos” (Misal Romano, Colecta para la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos).
 
Desde los primeros días del cristianismo, hemos honrado la memoria de los muertos con el mayor respeto y hemos ofrecido oraciones por ellos. Hemos venerado los lugares donde fallecieron los mártires, los sitios donde se enterraron, sus cuerpos e incluso sus posesiones (reliquias). Se construyeron iglesias en su honor, y los relatos de sus vidas, sufrimiento y muerte fueron proclamados en celebraciones.
Del mismo modo, las familias se reúnen en el Día de Muertos y comparten sobre sus seres queridos difuntos, compartiendo recuerdos e historias con la próxima generación. Honran a sus seres queridos, celebran sus vidas y oran por las almas de los fieles difuntos, una obra de misericordia espiritual.
Tal vez conmemorar a los fieles difuntos así no nos quite el dolor o la pena, pero sí nos invita a poner nuestra esperanza en la Resurrección y afirmar que la muerte ha perdido su poder. “En efecto, una vez muertos no estamos en absoluto separados unos de otros, pues todos recorremos el mismo camino y nos volveremos a encontrar en un mismo lugar. No nos separaremos jamás, porque vivimos para Cristo y ahora estamos unidos a Cristo, yendo hacia Él [...] estaremos todos juntos en Cristo” (San Simeón de Tesalónica, De ordine sepulturæ, citado en el Catecismo de la Iglesia Católica,1690).  ¡Celebremos entonces la fiesta de hoy alabando al Señor que “no es Dios de muertos, sino de vivos” (Marcos 12: 27)!
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Fátima Monterrubio Cruess es la Coordinadora de Recursos del Centro del Apostolado Católico.
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El Desafío del Gozo Pascual

6/4/2021

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¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya! Durante la Cuaresma nos hemos preparado para la Pascua por medio del ayuno, la abstinencia y otras prácticas y devociones, pero ¿ahora qué? ¿Cómo podemos celebrar este tiempo litúrgica que apenas inicia?
 
En cada Misa desde ahora hasta la fiesta de Pentecostés, oímos que:
 
“En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado... Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y arcángeles cantan sin cesar el himno de tu gloria ...” (Prefacio de la Plegaria Eucarística, Misal Romano).
 
¿Qué significa este “gozo pascual”? ¿Cómo podemos glorificar al Señor “más que nunca en este tiempo” de Pascua?
 
La felicidad no se puede forzar. Pero el gozo y la felicidad son cosas distintas. Sentir gozo no significa que uno no sienta tristeza. El gozo, a diferencia de la felicidad, es fruto de la caridad. Fluye del amor. El gozo resulta de una participación en la bondad, de desear y buscar el bien de alguien. Sentimos gozo en presencia de alguien o algo que amamos; nos regocijamos en el bienestar de nuestros seres queridos.
 
Si nuestra observancia de la Cuaresma se centra en la caridad (en particular los actos de caridad como orar, ayunar y dar), entonces el gozo fluye naturalmente de ellos. Las disciplinas que dirigen nuestra mirada hacia Dios y hacia nuestro prójimo y los sacrificios que hacemos son una participación en la bondad, un acto de amor. Por lo tanto, el gozo pascual se puede entender como un fruto de nuestro camino cuaresmal.
 
Nuestros esfuerzos de Cuaresma no deben ser medidas temporales. Su intención es efectuar un cambio duradero en nosotros, hacernos más y más como nuestro Señor Resucitado. Siendo así, ¿qué podemos hacer para que no simplemente abandonemos nuestra observancia de la Cuaresma ahora que ha llegado la Pascua? ¿Cómo podemos, en cambio, profundizar estos actos de caridad de tal manera que podamos celebrar este tiempo pascual de manera más plena y llena de gozo?
 
Considere una o más de las siguientes sugerencias para cultivar el gozo pascual y llenar cada uno de los días de esta estación con festividades y devociones.
  • Rece el Regina Caeli y deje que sus oraciones se desborden de aleluyas alegres.
  • Medite sobre los Misterios Gloriosos del Rosario.
  • Bendiga el hogar, la mesa familiar o las comidas tradicionales con agua bendita recién bendecida (ver no. 150 del Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia.)
  • Cultive o regale flores para adornar el jardín o la casa.
  • Rece el Vía Lucis, devoción inspirada en el Vía Crucis, que es una meditación sobre las apariciones de Jesús desde su Resurrección hasta su Ascensión (Mt 28; Mc 16; Lc 24; Jn 20-21). (Ver no. 153 del Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia)
  • Conozca más acerca de las devociones que se centran en la Divina Misericordia, como la Coronilla de la Divina Misericordia o la celebración litúrgica del Domingo de la Divina Misericordia el domingo después del Domingo de Pascua.
  • Haga alguna lectura espiritual. El diario de Santa Faustina Kowalska ofrece una oportunidad de reflexionar sobre la Divina Misericordia como fuente de nuestra redención y nuestro gozo.
  • Prepárese para Pentecostés al participar en la Novena al Espíritu Santo. No se tiene que seguir una estructura formal, simplemente tomar en serio la exhortación de Jesús a los Apóstoles de pasar estos días en oración esperando la venida del Espíritu Santo.
  • Siga el ejemplo del Cirio Pascual, que se enciende para todas las celebraciones litúrgicas y se mantiene cerca del ambón durante el tiempo de Pascua, al encender una vela (quizás incluso su vela bautismal) y reflexione sobre cómo ha recibido la luz de Cristo.
  • Envíe tarjetas de Pascua o escriba una nota sencilla a los miembros recién bautizados de su parroquia.
  • Investigue cómo se celebra la Pascua en distintas partes del mundo o comparta con amigos y familiares como se celebra la Pascua en su país de origen (o el de su familia).
  • Visite un cementerio o el lugar donde estén enterrados sus seres queridos difuntos y ofrezca una oración de fe y espera de la resurrección de los muertos.
  • Lleve un diario de los gozos y las bendiciones, grandes y pequeñas, que llenan estos días y responda con acción de gracias.
 
Haga clic aquí para ver más recursos que lo puedan acompañar durante este tiempo de Pascua.
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​Fatima Monterrubio Cruess es la Coordinadora de Recursos del Centro del Apostolado Católico.

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La Comunicación en Tiempos Divisivos

9/12/2020

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La definición de la palabra comunicación del diccionario Webster es “compartir o impartir información.” La comunicación se puede definir como personas juntas íntimamente y compartiendo todo tipo de información. Juntándose con otros y siendo parte de una comunidad es un acto muy personal, que requiere a las personas abrirse en compartir y recibir información. Ahí es cuando el acto de comunicación se vuelve desafiante. Somos diversos como individuos y tenemos amplias formas de percibir lo que se está comunicando, también tenemos diferentes formas de impartir nuestras ideas e información. Cuando hablamos con otra persona, no solo usamos palabras. Usamos un tono, inflexión, y lenguaje corporal. Por todo esto, nosotros podemos transmitir información de una manera positiva o negativa. Ten en cuenta que es esencial ser muy intencional y consciente en cómo y en que comunicamos a todo tiempo. Efesios 4:24 es directo en su instrucción: “No dejes que de tu boca salga ninguna charla malsana, sino solo lo que sea útil para edificar a los demás de acuerdo con sus necesidades, para que beneficie a los que escuchan.” Como cristianos siempre queremos esforzarnos en construir y animar con nuestra comunicación.

He encontrado que para que la comunicación sea un éxito, tiene que ver unas reglas. Esto nos requiere que seamos personas con intención de oración quienes piden por sabiduría y comprensión. Orar nos ayuda a ser reverentes, respetuosos, y abiertos. Colosenses 4:6 nos dice “Deja que tu conversación siempre esté llena de gracia, sazonada con sal, para que sepas cuando responderles a todos.” Esto es un deber importante para la humanidad, precisamente por esta razón necesitamos a Dios que trabaje dentro y con nosotros, para servir con humildad y amor. Nuestras palabras tienen que alinearse con esto, el mandamiento más grande. Como Provierbios 12:18 dice, “Las palabras de los imprudentes perforan como espadas, pero la lengua de los sabios cura.” Lo que decimos y cómo lo entregamos revela la batalla espiritual que estamos en. Nuestro propósito en hablar debería siempre ser para el bien de quien lo reciba.
 
Hay muchas cosas que decíamos impartir con otros en nuestras vidas cotidianas: instrucción, apoyo, consejos, exhortación, expresiones de amor, agradecimiento, preocupación, y corrección. La lista es infinita. Sin embargo, una frase que atribuye a San Francisco de Asís revela la comunicación en una manera bella y profunda: “predica el evangelio siempre, y si es necesario usa palabras.” A lo que se refiere, es que nuestra meta debe de impartir todo lo que Dios nos ha enseñado a través de sus actos de amor y misericordia, y cuando hemos usado todo esto, entonces podemos usar palabras. Me he dado cuenta de que es necesario hablar por muchas razones importantes, pero siempre se debe de hacer con respeto dignamente del recipiente, consciente que ellos son hijos de Dios que siempre desea lo mejor para ellos. Ya que esta es una tarea desafiante, tenemos que buscar por la ayuda del Espíritu Santo y también de gente santa quienes nos pueden ayudar en aprender de la mejor manera hablar con otros en todo tipo de circunstancias. No es una habilidad que nacemos con. Nos vienen con la guianza de la oración y mucha paciencia. Santiago 1:26 nos recuerda “aquellos quienes se consideran religiosos y todavía no controlan sus lenguas, se engañan a sí mismos y su religión es inútil.”
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Otro elemento de comunicación es discernir cuándo es apropiado hablar y cuándo permanecer callado. No me refiero a ignorar a otro o negarse hablar. Me refiero a pensar lo que sientes o lo que quieres decir versus lo que es ‘correcto’ y ‘necesario’ de impartir. “El corazón de los dichosos pesan sus repuestas, pero la boca de los malvados escupe maldad,” Proverbios 15:28 continúa.
 
En un mundo fracturado, cuando la gente se está atacando en todos los frentes y sobre todos los temas imaginables, nosotros como Cristianaos necesitamos ser conductores de paz cuando nos comunicamos. Orando por el deseo de expresar amor en todo lo que hacemos, nos beneficiará cuando nos comunicamos y cuando recibimos comunicaciones de otros. Tenemos que crecer en autocontrol y paciencia para que nuestra comunicación sea positiva, incluso en las conversaciones duras. Como Cristianos trabajando en construir el reino de Dios, debemos dejar que el amor de Cristo fluya de nosotros en todas las acciones y en las palabras que hablamos. Podemos juntarnos con otros y compartir información de muchas maneras hermosas. Dios nos dio nuestras voces para esto. Dejémonos estar en una comunión profunda con Dios, quien nos ama y nos llama hacer racional para compartir su amor y construir su reino en la tierra. Dejamos que el Salmo 141:3 sea nuestra oración cotidiana. “Pon la guardia sobre tu boca, y vigila la puerta de tus labios.
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Susan A. Folwer nació y creció en Maryland y ha sido católica toda su vida. Ha participado activamente en los ministerios parroquiales más de 43 años. Ha estado casada durante 40 años, y ha tenido 6 hijos con su esposo y actualmente vive en Georgia. 

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La Caridad que Construye un Nuevo Mundo

18/11/2020

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El 17 de octubre, el Centro Apostolado Católico celebró su noveno aniversario reactivando fe, reviviendo la caridad, y formando apóstoles en el espíritu de San Vicente Pallotti. El fundador de la unión del Apostolado Católico, de la familia Palotinos nos dio las palabras de San Pablo como lema “la caridad de Cristo nos urge a seguir adelante” (2 Cor. 5:14). El Papa Francisco escribe en su nueva carta encíclica, Fratelli Tutti, sobre el carácter de la caridad.
 
“La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo.” (Fratelli Tutti, 183)
 
Como católicos no reservamos nuestra caridad simplemente a los que encontramos aceptables. Nuestra caridad es universal, es católico, en una forma más simple: es para el mundo. Nadie es exempto de nuestra caridad. Y tampoco debemos de rechazar la caridad de otros, si entendemos la caridad, como Santo Tomás de Aquino hizo “dispuso el bien al otros.” La caridad nos evangeliza a todos nosotros.
 
Para San Vicente Pallotti, el apóstol es alguien que es mandado por Cristo y nunca se desconecta de la fe y la caridad. Están íntimamente conectados el uno al otro. Menos de una semana antes de la fundación del Centro Apostolado Católico el 2011, el Papa Benedicto XVI lo puso de esta manera en Porta Fidei.

“‘Caritas Christi urget nos’ (2 Cor 5:14) es el amor de Cristo que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar.” (Porta Fidei, 7)
 
Mientras celebramos nuestro noveno año, estamos agradecidos por la oportunidad de vivir estas palabras. Cómo ministerio de los Padres Palotinos y los hermanos de la Providencia de la Inmaculada Concepción, continuamos a servir a la iglesia y el mundo. De parte de los Palotinos, gracias a todos los miembros del personal, colaboradores, consejeros, organizaciones, benefactores, y a todos que usan y promueven nuestros recursos. Hay muchos más por venir.
 
El equipo del centro está agradecido con el Espíritu Santo por guiarnos a este día y para ayudarnos en el futuro.
 
Que la caridad de Dios nos impulse.
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El padre Frank S. Donio, S.A.C., D. Min. es el Director del Centro del Apostolado Católico y miembro de la Provincia de la Inmaculada Concepción de la Sociedad del Apostolado Católico (Presbíteros y hermanos Palotinos).
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Bendiciones Tri-Culturales: Cómo Mis Culturas Han Moldeado Mi Fe

10/11/2020

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​¿Qué significa ser bicultural? Significa que una persona puede representar o identificarse con más de un país. He tenido la bendición de representar tres culturas al mismo tiempo. Soy mexicana, salvadoreña, y americana todo al mismo tiempo. Representando estas tres culturas me ha permitido ver la creación de Dios a través de diferentes perspectivas. Creciendo me he encontrado con Cristo, quien ha revelado mi vocación y su amor por mí a través de esta bendición tri-cultural. 
 
Como niña, todo lo que sabía de mi fé fue de parte de mis padres o cuando iba a la catequesis los domingos a mi parroquia. Aprendí las historias de la biblia, de los santos, y mis oraciones en español. Estaba muy feliz de estar en una burbuja, alejada de los problemas de matemáticas, o las caricaturas en inglés, y todo lo que estaba relacionado con la cultura americana. Estos eran los únicos momentos en donde yo pude aprender mas de quien era como una latina dentro la iglesia católica. Pude aprender que las tradiciones de mis padres a través de mi fe. Entendí que un factor común de ser parte de la comunidad latina en la iglesia, es que profesamos nuestra fe con acciones. Nuestro enfoque no era estudiar o leer sobre nuestra fe, porque esos recursos nunca estaban a nuestro alcance. En veces, la comunidad aprendió que sus acciones eran su forma de vivir la misión de Cristo en sus vidas cotidianas. Esta lección la aprendí muy joven. 
 
También aprendí que era importante para mis padres, que yo aprendiera sobre la fe y sus tradiciones. Una de mis memorias favoritas siempre será la celebración de nuestra Virgen de Guadalupe. Era una celebracion llena de color, el templo siempre llena con el olor de las rosas. Lo que recuerdo es que siempre puede dormir tarde pero también viendo la fe y el amor que muchas personas le tuvieron a nuestra santa Madre. 
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Después de muchos años de estar en mi burbuja de español, mis padres decidieron enviarme a una escuela católica. Aquí es donde me di cuenta que había mucho más que descubrir sobre mi fe. Me di cuenta que tuve que romper mi burbuja para aprender más sobre mi fe en inglés. No fue fácil entender las diferente oraciones o tomar mis clases de religión todas en inglés. Mi experiencia con la educación católica me ayudó a darme cuenta que había más cultura hispana. Decidí ser la estudiante que siempre preguntaba las preguntas teología durante las clases de religión. Me obsesioné en aprender sobre las diferentes doctrinas y sobre qué significaban las diferentes partes del templo. Aprendí que no tuve que separar mis tres culturas para los diferentes aspectos de mi vida. De una forma, todas las culturas se combinan en formas que nunca me hubiera imaginado. Todas trabajan juntas para fortalecer mi fe. 
 
A través de los años, aprendí que ser bilingüe y tri-cultural significa vivir mi fe en formas únicas. Descubrí que puedo ver a Dios en cada cultura. Ahora, no necesito las diferentes burbujas para vivir mi fe, porque Dios me creó para alabarlo y evangelizar su amor en una forma única. Me ha ayudado a fortalecer mi relación con Cristo. Como lectora en la misa de español, he podido leer y analizar la palabra de Dios. Esto me ha ayudado a tener conversaciones significativas con mis compañeras en las clases de teología de la Universidad Católica de América. De parte de mi universidad he podido aprender de los diferentes recursos y lecturas en las clases, que me han ayudado en apoyar la comunidad latina. Como una joven adulta, me he dado cuenta que mis culturas, tradiciones, y lenguajes han formado mi fe y mi vida como miembro de la comunidad laica de la iglesia.
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Fatima Vasquez - Molina es estudiante de segundo año en la Universidad Católica de América con doble especialización en Teología y Estudios Hispanos. Fatima es pasante del Centro del Apostolado Católico. 

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Reflexión sobre el Domingo de Ramos de la Pasión del Señor

2/4/2020

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Cuando escuchas "Cuaresma" o "Estaciones de la Cruz", ¿qué te viene a la mente? ¿Es solo una temporada anual antes de las festividades de Pascua, o un ritual de la Iglesia que debes seguir? ¿O es este un período en el que realmente puede concentrarse y reflexionar sobre el misterio del amor de Dios por la humanidad, y el misterio del sacrificio y la pasión de un hombre por todos (incluidos aquellos que aún no conocía, como usted y yo)?
 
Hace algunos años, durante una discusión entre amigos, una persona preguntó: "¿qué sentido tiene volver a pasar por la Cuaresma y las Estaciones de la Cruz cuando Jesús ya hizo eso?" y la respuesta fue: "si pasamos por las Estaciones de la Cruz de manera significativa, podemos (incluso por unos días) poner los pies en las sandalias de Cristo para que también aprendamos a amar (incluso a la muerte) a toda la humanidad; independientemente de la frecuencia con la que nos veamos afectados durante este hecho".
 
La Pasión de Cristo demuestra cuánto somos amados y cuán lejos irá Dios para mostrarnos su amor. A veces, creo que Jesús pudo haber querido cambiar de opinión mientras oraba en Getsemaní, donde buscó a Dios en medio de la tristeza y la angustia. A veces, también sentimos pena y angustia. Si se nos diera el poder, nos gustaría salir corriendo. ¿Con qué frecuencia hemos llegado a ese punto de no querer ir más allá? ¿Con qué frecuencia hemos pensado: "No estoy seguro de poder hacer esto"? Sé que tengo que hacerlo.
 
Jesús se volvió a Dios en busca de consuelo y tranquilidad. ¿A quién recurres durante los tiempos difíciles?
 
Enfoque en la espiritualidad:
 
Cuando todos los que Jesús conocía lo "vendieron", lo negaron o huyeron por su propia seguridad, debe haber sentido como si hubiera sido abandonado por aquellos que creía que lo amaban tanto. Incluso hoy, hay personas a nuestro alrededor que se sienten abandonadas y no saben a dónde ni a quién recurrir.
 
Hoy, cuando le preguntamos a Jesús dónde le gustaría celebrar la Pascua, su respuesta es: "Me gustaría celebrar la Pascua en tu corazón". ¿Has preparado tu corazón para la fiesta de la Pascua? Si también le preguntamos a Jesús, "¿con quién le gustaría celebrarlo?" Estoy seguro de que su respuesta sería:  “con el solitario, el quebrantado, el ansioso, el cansado, el asustado, el enfermo y contigo". Mientras preparamos nuestros propios corazones para la fiesta de la Pascua, extendamos la invitación de Jesús a los necesitados en su nombre.
 
ORACIÓN
 
Señor, gracias por elegir mi corazón para celebrar la Pascua; enséñame a preparar mi corazón para que tengas la mejor fiesta de la Pascua. Mientras envío tus invitaciones, ayúdame a buscar los corazones que te necesitan. Ayúdame a mirar más allá de las sonrisas encubiertas; y mientras doy estas invitaciones de abrazos, risas, sonrisas, alegría y consuelo, recuerda tomar asiento en la mesa para deleitarme Contigo. ¡Amén!
 
Sugerencia de servicio:
 
Camine con Jesús a través de las Estaciones de la Cruz: puede que no sea por un sentido de obligación, sino porque sabe que Jesús necesita un amigo que lo acompañe en su ascenso y caída en este caminar. No mires demasiado lejos, puede haber alguien más cercano a ti que necesite un amigo o un oído atento para un camino corto. Al emprender este camino, permita que Jesús prepare su corazón no solo para la Pascua sino para todas sus celebraciones y que la forma en que hable y viva le regarte estar lejos de (como cuando Pedro lo traicionó).
 
Benita Amoako es una alumna del Programa de Trabajadores de St. Joseph NY.
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Esperando en el Dios que provee

27/3/2020

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"Dejémonos amar para amar. Dejémonos levantar para caminar hacia la meta, la Pascua. Tendremos la alegría de descubrir que Dios nos resucita de nuestras cenizas”. -Papa Francisco ( Homilía del Miércoles de Ceniza, 2020)

Recientemente hemos celebrado la solemnidad de la Anunciación del Señor. Debido a COVID-19, podríamos creer que hemos regresado al Miércoles de Ceniza y todo se reduce a cenizas, incluso nuestra práctica de fe. Nuestra vida diaria ha cambiado o está cambiando de una manera nunca vista. Pero los cristianos somos gente de esperanza. Esperanza en Dios que provee.

Con el mensaje del ángel Gabriel de que había concebido al Hijo de Dios por el Espíritu Santo, la vida de la Santísima Virgen María cambió de una manera nunca antes ni después conocida. Ella confió, en el amor de Dios que es siempre perdurable. Le dio la fuerza para decir que sí en la fe. Amor y fe que llevaban esperanza, nuestra Esperanza, Jesucristo.

Nuestra oración y apoyo de los unos por los otros, especialmente en este tiempo difícil, son maneras en que podemos demostrar el amor de Cristo hacia los demás, testimoniar nuestra fe y vivir la esperanza. En y a través de nuestra esperanza en Cristo, nosotros en el Centro del Apostolado Católico ofrecemos nuestras oraciones por ustedes. Cosas sin precedentes están sucediendo. Mientras se nos pide que nos mantengamos físicamente separados, todos podemos estar conectados a través de la tecnología, pero también a través del Espíritu Santo que nos conecta a todos, especialmente en nuestras oraciones. Hay muy buenas oportunidades para mantener viva la llama de la fe en nuestros corazones, mentes y acciones. El Centro ha compilado numerosas maneras de hacerlo en una página de recursos especiales donde también estamos aceptando intenciones de oración. 

Usemos este tiempo tan sabiamente como podamos, ya sea junto con nuestra familia o comunidad o para reflexionar en lo personal. Cristo nuestra esperanza está con nosotros. Estamos llamados a seguir el ejemplo de María teniendo la confianza en él.

En Dios, el amor infinito,

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El P. Frank Donio S.A.C., es el director del Centro del Apostolado Católico

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