En cada Misa desde ahora hasta la fiesta de Pentecostés, oímos que:
“En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado... Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y arcángeles cantan sin cesar el himno de tu gloria ...” (Prefacio de la Plegaria Eucarística, Misal Romano).
¿Qué significa este “gozo pascual”? ¿Cómo podemos glorificar al Señor “más que nunca en este tiempo” de Pascua?
La felicidad no se puede forzar. Pero el gozo y la felicidad son cosas distintas. Sentir gozo no significa que uno no sienta tristeza. El gozo, a diferencia de la felicidad, es fruto de la caridad. Fluye del amor. El gozo resulta de una participación en la bondad, de desear y buscar el bien de alguien. Sentimos gozo en presencia de alguien o algo que amamos; nos regocijamos en el bienestar de nuestros seres queridos.
Si nuestra observancia de la Cuaresma se centra en la caridad (en particular los actos de caridad como orar, ayunar y dar), entonces el gozo fluye naturalmente de ellos. Las disciplinas que dirigen nuestra mirada hacia Dios y hacia nuestro prójimo y los sacrificios que hacemos son una participación en la bondad, un acto de amor. Por lo tanto, el gozo pascual se puede entender como un fruto de nuestro camino cuaresmal.
Nuestros esfuerzos de Cuaresma no deben ser medidas temporales. Su intención es efectuar un cambio duradero en nosotros, hacernos más y más como nuestro Señor Resucitado. Siendo así, ¿qué podemos hacer para que no simplemente abandonemos nuestra observancia de la Cuaresma ahora que ha llegado la Pascua? ¿Cómo podemos, en cambio, profundizar estos actos de caridad de tal manera que podamos celebrar este tiempo pascual de manera más plena y llena de gozo?
Considere una o más de las siguientes sugerencias para cultivar el gozo pascual y llenar cada uno de los días de esta estación con festividades y devociones.
- Rece el Regina Caeli y deje que sus oraciones se desborden de aleluyas alegres.
- Medite sobre los Misterios Gloriosos del Rosario.
- Bendiga el hogar, la mesa familiar o las comidas tradicionales con agua bendita recién bendecida (ver no. 150 del Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia.)
- Cultive o regale flores para adornar el jardín o la casa.
- Rece el Vía Lucis, devoción inspirada en el Vía Crucis, que es una meditación sobre las apariciones de Jesús desde su Resurrección hasta su Ascensión (Mt 28; Mc 16; Lc 24; Jn 20-21). (Ver no. 153 del Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia)
- Conozca más acerca de las devociones que se centran en la Divina Misericordia, como la Coronilla de la Divina Misericordia o la celebración litúrgica del Domingo de la Divina Misericordia el domingo después del Domingo de Pascua.
- Haga alguna lectura espiritual. El diario de Santa Faustina Kowalska ofrece una oportunidad de reflexionar sobre la Divina Misericordia como fuente de nuestra redención y nuestro gozo.
- Prepárese para Pentecostés al participar en la Novena al Espíritu Santo. No se tiene que seguir una estructura formal, simplemente tomar en serio la exhortación de Jesús a los Apóstoles de pasar estos días en oración esperando la venida del Espíritu Santo.
- Siga el ejemplo del Cirio Pascual, que se enciende para todas las celebraciones litúrgicas y se mantiene cerca del ambón durante el tiempo de Pascua, al encender una vela (quizás incluso su vela bautismal) y reflexione sobre cómo ha recibido la luz de Cristo.
- Envíe tarjetas de Pascua o escriba una nota sencilla a los miembros recién bautizados de su parroquia.
- Investigue cómo se celebra la Pascua en distintas partes del mundo o comparta con amigos y familiares como se celebra la Pascua en su país de origen (o el de su familia).
- Visite un cementerio o el lugar donde estén enterrados sus seres queridos difuntos y ofrezca una oración de fe y espera de la resurrección de los muertos.
- Lleve un diario de los gozos y las bendiciones, grandes y pequeñas, que llenan estos días y responda con acción de gracias.
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