Patricio, Vasco y mi esposo: (En posición de escucha)
Yo: (Definitivamente se lo dije de otra manera para que me entendiera) “El Papa Francisco explicó que “las madres a menudo transmiten el sentido más profundo de la práctica religiosa” porque “en las primeras oraciones, en los primeros gestos de devoción que un niño aprende, se inscribe el valor de la fe en la vida de un ser humano”. Este “mensaje” es “la semilla de la fe” que “está en esos primeros, preciosísimos momentos”. “Sin las madres, no sólo no habría nuevos fieles, sino que la fe perdería buena parte de su calor sencillo y profundo”. (Papa Francisco, Audiencia General, 7 enero 2015)
Esta pequeña conversación entre mi hijo de siete años y yo se inició porque mientras íbamos de ruta aprovechaba el momento para rezar a mi Madre, la Santísima Virgen María, el Santo Rosario. No es común que yo sea una mujer contemplativa, sin embargo, cada vez me doy cuenta de que sin la oración no puedo sostenerme en la vida con mis problemas ni mucho menos ser la madre que quiero ser, normalmente me equivoco, lo más común es que no sepa como ser madre y a veces no sé cómo ser esposa, pero estoy encontrando en la constante oración el regalo de la paciencia y la sabiduría que tanto necesito.
Ser madre para mí es muy difícil, sobre todo hoy en donde ser profesional, atender a los hijos, ser esposa y ser yo misma sin perder mi esencia de mujer se enfrentan a las voces de hoy que me dicen que soy madre pero que también debo empoderarme, que soy madre pero que necesito mi espacio, que a los hijos se les da calidad no cantidad de tiempo, que las madres en la casa ya se deben extinguir porque eso es machismo, etc.
A lo largo de mi vida he comprobado que el mundo solo me ha regalado ideas que parecen buenas cuando las escuchas pero que en la praxis no traen resultados de felicidad, (ya lo he intentado) por eso si bien recibí la fe de mi madre y también de mi abuela quien me enseñó el amor a María y a esta oración tan completa que es el Rosario, por mí misma también he descubierto maravillas investigando como comunicadora católica y en la práctica como mamá.
Puedo ser moderna sin dejar de ser católica y viceversa. Ser mamá católica es difícil, es ir contracorriente casi siempre, pero dan resultados de felicidad y de verdad, y en la verdad está Dios y Dios es amor, un amor también de madre, de mi madre biológica, pero también de mi madre espiritual, María.
Y me quedo con esta frase del sucesor de Pedro, Francisco: “no somos huérfanos, somos hijos de la Iglesia, somos hijos de la Virgen y somos hijos de nuestras madres”.
¡Feliz día mamá!