Al igual que San Francisco, el Papa Francisco también se ha despojado de las lujosas vestimentas, eligiendo presentarse con ropa modesta y humilde que todavía se adecua al papado. Tal acción no es únicamente un testimonio vivo del mensaje de San Francisco, sino también el mensaje de Cristo que dijo: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego sígueme ". En el ministerio de Jorge Bergoglio como Arzobispo de Buenos Aires, su compromiso con la vida sencilla se manifestó a través de sus acciones. Fue visto en un autobús con otros obispos en lugar de utilizar su transporte privado designado; él cocinaba sus propias comidas, e incluso eligió vivir en un pequeño departamento fuera de la residencia habitual del obispo. El testimonio del Papa Francisco nos enseña que una vida simple no significa una vida pasiva. La simplicidad requiere acción. Uno debe vivir y actuar de una manera que honre la vida de sencillez y humildad a la que nos llaman los Evangelios.
Al vivir el testimonio de San Francisco y el llamado de Cristo, el Papa Francisco también ha ejercido una gran influencia en el cuidado de los marginados, ya sean migrantes, personas sin hogar o cualquiera de los necesitados. Recientemente, el Papa Francisco sorprendió al cardenal Konrad Krajewski y a unas 280 personas sin hogar en una cena en el Vaticano donde cenó con ellos durante más de dos horas y escuchó sus historias. El Jueves Santo de 2017, el Papa Francisco lavó los pies de doce reclusos en una prisión a unas 45 millas de Roma, para honrar a Cristo que recordó a sus apóstoles que "el que quiera ser grande entre ustedes será su servidor". Esta es una enseñanza que debería resonar profundamente en nosotros. La simplicidad hace exactamente eso, nos permite vivir en solidaridad con aquellos que más lo necesitan y vivir vidas conformadas a Cristo.
Las vidas del Papa Francisco y de San Francisco de Asís dan testimonio de una vida vivida según las instrucciones de Cristo. No se espera que sigamos exactamente el camino de San Francisco, ya que su vida es notable, pero, como dijo la Madre Teresa, podemos servir realizando pequeñas obras hechas con gran amor. Dejemos que nuestro Santo Padre y San Francisco de Asís continúen siendo ejemplos de vida o vacación de santidad, y que siempre recemos por nuestro Santo Padre y su ministerio.
Preguntas para reflexionar: ¿Cuáles son algunas maneras fáciles en que puedo vivir de forma más simple? ¿Qué lujos el Señor me llama a renunciar?
Brian Rhude se desempeña como Asociado Administrativo en el Centro del Apostolado Católico y es asesor en la Universidad Católica de América en Washington, D.C.