Estaba de vacaciones en el momento en que escuché estas palabras, por lo tanto estaba totalmente desconocido con la parroquia. Había buscado iglesias católicas locales, no había mucha elección en comparación con mis opciones en una ciudad densamente poblada, pero yo sabía que la Misa era la Misa, la misma y tan importante en la diócesis rural que estaba visitando como en la Arquidiócesis de Washington (y el resto de la Iglesia Universal). Yo estaba emocionado de experimentar otra comunidad de fe como visitante.
Después de que el monitor de entrada hizo el anuncio de bienvenida, los feligreses que estaban a mi alrededor se voltearon e intercambiaron saludos con sus vecinos. Había una serie de rostros familiares para ellos pero mi rostro totalmente nuevo. Sus ojos se iluminaban cuando me veían. Aprecié los esfuerzos de hospitalidad de los feligreses, comenzando por el primer apretón de manos y sonrisa. A medida que comenzaba la misa, no pude evitar las pequeñas diferencias en la celebración de la liturgia: la iglesia era más pequeña y redonda, había un piano en vez de un órgano, los servidores estaban pasados de mediana edad y al sacerdote le gustaba pasear por el pasillo durante su homilía. Aunque no era exactamente lo que yo estaba acostumbrado, la verdadera adoración de Dios y el alimento espiritual de los fieles no era menos auténtica ni beneficiosa. La Palabra de Dios fue proclamada en las lecturas y recibimos el verdadero Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía. Cantamos himnos, intercambiamos un signo de paz, y participamos en las respuestas litúrgicas usuales, movimientos y posturas en los momentos apropiados.
Estas experiencias pueden ser igualmente muy bien compartidas por cualquiera que tome unas vacaciones este verano o visite otra parroquia. La Misa trasciende la ubicación o las preferencias litúrgicas. En última instancia, es la asamblea, la elevación de oraciones de alabanza, la petición, el arrepentimiento y la acción de gracias a Dios la que nos bendice con su gracia y su verdadera presencia. En su sabiduría, la Iglesia ha establecido pautas para la celebración de la liturgia que deben ser respetadas para que se hagan válidas. Sin ellos, la Misa perdería su enfoque en el culto divino y su participación en los Misterios Sagrados. Si bien diferentes parroquias y culturas pueden impregnar un carácter espiritual diferente en la celebración de los sacramentos, la Sustancia (Dios) sigue siendo la misma para unir a todos los fieles, quienquiera y dondequiera que estén. Esta universalidad refleja una iglesia instituida para proclamar a Cristo a todos, especialmente a los que están fuera de su cuerpo.
Mi experiencia de bienvenida en esta nueva iglesia durante mis vacaciones reflejó esa misión ¡muy evangélica!. Uno no tiene que ir muy lejos para invitar a otro a participar en los Misterios Sagrados; todos están invitados a entrar y volver a entrar en la liturgia, y hacerlo más profundo que antes, a fin de darle más sentido y gracia a lo largo del camino espiritual.
Después de la misa de la mañana, la iglesia organizó un desayuno de hospitalidad durante el cual fui continuamente saludado por otros feligreses que expresaron gran asombro al ver cómo yo había encontrado la manera de unirme a ellos en la Eucaristía a una hora tan temprana, ¡y en un día de la semana! Para algunos, era muy animoso ver no solo una nueva cara, sino una joven.
Por toda esta experiencia os recomiendo que al dar la bienvenida a los recién llegados a la Iglesia Católica, nos esforcemos por extender el mismo mensaje sincero que nuestro Señor dio a sus discípulos cuando estaban cansados después de Su Pasión: "¡La Paz sea con vosotros!". Hacerlo no solo ayudará a otros a beneficiarse de las gracias y sentir el apoyo ofrecidos en su parroquia de origen, sino que también fortalecerá y enriquecerá la vida de la iglesia local a la vez que se esfuerza por atender al mundo difundiendo el mensaje del Evangelio.
Pregunta para la reflexión: ¿El entendimiento de la Misa, depende de ser visitante en una parroquia diferente? ¿Alguna vez se ha beneficiado de asistir a la misa en un lugar diferente o dentro de una cultura diferente?
Escrito por: Thomas Wong, un joven profesional en Washington, D.C.