¿Qué es esta esperanza? Es la esperanza de que todos los creyentes en Cristo tengan que resucitar con él. Es la esperanza de salvación que viene a través de él. Es la esperanza de que no importa el sufrimiento, el dolor, el desafío y la dificultad que se encuentra en la vida, nuestras vidas como cristianos pertenecen a Cristo. Nuestras vidas están destinadas a servirle, en lugar de servirnos a nosotros mismos, para cumplir su misión, más que la nuestra. Nada de esto es fácil; ¡Requiere esperanza en Aquel que vive! Como el Papa Francisco nos dice: "El que espera, espera un día oír estas palabras: ven a mí, hermano; ven a mí, hermana, por toda la eternidad".
El camino hacia la esperanza de la Resurrección es el camino de la Cruz. Sólo a través de la experiencia dolorosa del Viernes Santo llegamos a la alegría y a la esperanza de Pascua. La mayoría de nosotros queremos evitar el dolor tanto como podamos. Sin embargo, he aprendido más y he profundizado mi fe, confianza y esperanza, así como a ser más amoroso y compasivo, como resultado de experiencias dolorosas y semejantes a la cruz. Algunos dirán que el sufrimiento está destinado a probarnos o es enviado por Dios. En su lugar, prefiero creer como mi madre, y decir: "Estas cosas pasan".
De hecho, sí. El sufrimiento ocurre como consecuencia del pecado personal, de los pecados ajenos y también de la acción del mal. ¿Qué hacemos cuando suceden estas cosas? ¿Nos acurrucamos en una posición fetal en la esquina de una habitación y esperamos a que termine la vida? No, como aprendí bien durante mis años en un Santuario Palotino dedicado al Santo Patrono de los casos sin esperanza, San Judas. Los peregrinos que vinieron allí me enseñaron mediante sus vidas y su alegría que incluso en nuestro sufrimiento, en nuestras experiencias de la Cruz, fortalecemos nuestra creencia de que la esperanza vive. Cristo nos llama a continuar avanzando en la vida y en el amor, compartiendo lo que hemos encontrado en él con todos los que nos encontramos.
Como el Padre levantó al Hijo en aquella primera Pascua, Dios todavía nos provee hoy. Él nos salva de nuestros pecados y nos da esperanza. Estamos llamados a ver con los ojos de la fe en Cristo, sentir el amor de Cristo, y ser llenados en nuestros corazones con la esperanza de Cristo - una esperanza que vive ahora y para siempre.
¡Amén! ¡Aleluya!
Pregunta para la reflexión: ¿Cómo puede difundir la esperanza de la temporada de Pascua a sus amigos, familiares o comunidad?
Fr. Frank S. Donio, S.A.C., D.Min. Es Director del Centro de Apostolado Católico y Rector Provincial de la Provincia de la Inmaculada Concepción de la Sociedad del Apostolado Católico (Padres y Hermanos Palotinos).