Cristo también se encuentra en la Eucaristía, más significativamente durante la celebración de la Misa. El Papa Francisco describe esta venida de Jesús:
“La misa es oración; más bien, es la oración por excelencia, la más elevada, la más sublime y, al mismo tiempo, la más "concreta". De hecho, es el encuentro amoroso con Dios a través de su Palabra y el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Es un encuentro con el Señor”. (Audiencia general, 15 de noviembre de 2017).
Y Cristo vendrá nuevamente en toda su gloria al final de los tiempos. Necesitamos estar preparados para este tiempo, no solo a través de una espera pasiva, sino mediante la vigilancia activa del Señor y encontrándolo con nuestros hermanos y hermanas que más lo necesitan, especialmente los pobres, los vulnerables y los que no tienen voz (Mt. 25, 31-46). Como miembros bautizados del Cuerpo de Cristo, somos corresponsables de la misión que nos dejó hasta que él vuelva, para la salvación de las almas, no solo enfocándonos en la vida eterna con Dios, sino también en cómo estamos colaborando con la Santísima Trinidad para construir el Reino de Dios en este lado de la vida.
El Papa Francisco nos recuerda la conexión de la Inmaculada Concepción con el plan salvífico de Dios.
“En la Inmaculada Concepción de María estamos invitados a reconocer el amanecer del nuevo mundo, transformado por la obra salvífica del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El amanecer de la nueva creación provocada por la divina misericordia. Por esta razón, la Virgen María, nunca contaminada por el pecado y siempre llena de Dios, es la madre de una nueva humanidad. Ella es la madre del mundo recreado. "(Homilía para la solemnidad de la Inmaculada Concepción, 2015)
No hemos sido concebidos sin pecado, pero hemos sido lavados del pecado original en el bautismo (y de todo pecado anterior, si uno fue bautizado como adulto). Si bien todos hemos pecado desde entonces, nuestro Bautismo nos ofrece una participación en la misión de Jesucristo como Sacerdote, Profeta y Rey. A pesar de ser seguidores o discípulos, también nos envía como apóstoles, o como discípulos misioneros, a nuestro mundo desafiante para testificarle por lo que decimos y hacemos. Es por eso que al final de cada misa se nos dice que "vayamos". Somos enviados en misión por Cristo y la Iglesia como testigos alegres del amor y la misericordia de Dios.
Nuestro mejor ejemplo de cómo ser un discípulo misionero de Jesucristo es la Santísima Virgen María. Ella siguió a Jesús como su discípulo indefectiblemente durante su vida y continúa desde su hogar celestial como Reina de los Apóstoles para invitarnos a encontrarnos con su Hijo, Jesucristo, Nuestro Salvador y Señor.
¡Que la Caridad de Cristo nos impulse!
El Centro de Apostolado Católico es un ministerio de la Provincia de la Inmaculada Concepción de la Sociedad del Apostolado Católico (Padres y Hermanos Palotinos). Los Palotinos y el personal del Centro lo recordarán en oración especial sobre esta Solemnidad de la Inmaculada Concepción.