Dice San Pablo: “Pues no hago lo bueno que deseo, sino que obro lo malo que no deseo”. Aquí vemos que hay una conciencia que acusa a Pablo y le dice que hizo el mal que no deseaba y esto también nos atañe. Dicen que el ser humano es un animal mimético, vale decir que naturalmente suele imitar a otros, esto lo vemos a diario por ejemplo cuando estamos en una fiesta y nadie baila, pero apenas se pone en pie la primera pareja, casi de inmediato otros se animan a bailar y ¡finalmente empieza el baile!
La modernidad está siendo muy mimetizada por el hombre, es una era de ideologías que consume y que además promete felicidad si obtenemos bienes, tecnología y más confort, sin embargo, muchos han comprobado que esto no sacia de manera perdurable simplemente porque es una felicidad efímera. Y aunque parezca contradictorio, Dios es moderno porque está por encima de todo, de la vida, la riqueza, el poder, la tecnología, ¡de todo!; y su promesa de felicidad es eterna.
Sucede que no estamos escuchando a nuestra conciencia que nos dice: perdona, ama, no juzgues, no envidies, sé prudente, di la verdad, tus hijos te necesitan, tu madre te extraña, dónate con tu hermano, y un sinfín de voces interiores que nos repiten qué debemos hacer, pero que muchas veces no le escuchamos por la falta de sintonía con Dios en nuestras vidas.
¿Acaso somos malos? Pues no, Dios ha creado seres buenos y nuestra conciencia nos regala el saber discernir qué es bueno y qué es malo; la Palabra de Dios nos regala este discernimiento y obrar el bien nos regala la verdadera felicidad con una libertad plena. “Y ¿dónde se consigue esta libertad? En el diálogo con Dios en la propia conciencia. Si un cristiano no sabe hablar con Dios, no sabe escuchar a Dios en su propia conciencia, no es libre” aclaró el Papa Francisco en sus palabras previas al Ángelus en junio del 2013.
Estamos en Cuaresma, pero ¿qué es la Cuaresma y qué sentido tiene?; ¿se trata de el recordatorio de un relato histórico?, pues no. La Cuaresma es un tiempo de preparación, un hecho que se vive hoy y que como cristianos debemos estar con la conciencia encendida para estar atentos ante las asechanzas del enemigo y no caer en tentación.
En caso obremos el mal por no discernir o por haber sucumbido ante la tentación y haber hecho el mal que no queríamos hacer como San Pablo, solo debemos dejarnos abrazar por la inmensa misericordia de Dios que nos regala el poder levantarnos después de una caída para ya purificados recibir gozosos la Semana Santa, Semana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
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Pregunta para la Reflexión: En estos tiempos modernos y de Cuaresma, como Pablo: ¿Le hacemos caso a nuestra conciencia? O hacemos el mal que no queremos.