En 61 días, ya no tendré mi nombre de soltera, ya no tendré que marcar "soltera" en los formularios de impuestos, y seré la chica más feliz del mundo. Esto es porque me casaré con mi mejor amigo en nuestra parroquia delante de nuestra familia y amigos, y así seremos marido y mujer. Pero antes de que estemos jubilados y sentados juntos en el columpio de la entrada de la casa celebrando muchos años de feliz matrimonio, mi prometido y yo tenemos algo de trabajo por hacer.
El camino de preparación en mente, cuerpo y alma para la vocación del matrimonio ha sido un acontecimiento. Planificar una boda no es fácil. Ha puesto a prueba nuestra paciencia y nuestras habilidades en la comunicación. Pero ese sábado por la tarde, a 61 días de distancia, cuando nos comprometamos entre nosotros, estaremos haciendo una declaración. En nuestra profesión de votos, mostraremos a las personas presentes que Cristo es una parte central de nuestras vidas, y que Dios está en el centro de nuestra relación. A lo largo de nuestra ceremonia, estaremos invitando a nuestros invitados a reflexionar sobre el amor de Dios por ellos y a unirse a nosotros para compartir nuestra fe como el Cuerpo de Cristo. Los sacramentos están destinados a acercar a las personas a Cristo. Los presentes serán testigos de este sacramento desde dondequiera que estén en su camino de vida y viaje de fe, y esperaremos tener un encuentro con Dios. Esperamos poder ofrecer un momento de evangelización como discípulos misioneros a través de nuestro matrimonio.
Mi novio y yo hemos aprendido mucho del ejemplo de los amigos casados y de la familia que viven su fe católica. Una pareja que recientemente fueron acogidos a sumarse a su familia ha sido fundamental para responder a las preguntas que hemos tenido sobre lo que sucede después de casarnos y darnos consejos durante toda nuestra preparación matrimonial. Han ayudado a mi prometido y a mí a entender mejor lo que significa ser una pareja joven y recién casada, hacer malabares con trabajos, obstáculos y acontecimientos de la vida, y hacerlo todo con fe en Dios. Ellos y otras personas más nos han mostrado lo que significa vivir el matrimonio con amor a Dios y a los demás. En la Arquidiócesis de Washington, otras dos parejas han sido ejemplos de compromiso y amor. Ephraim y Sussie, que han estado casados por 25 años, y Bob y Laurin, que han estado casados por 75 años, hablan de sus historias de amor y cómo se aprecian mutuamente hasta el día de hoy. Las parejas como estas han tenido que trabajar duro en su matrimonio a través de los buenos y los malos tiempos, tal como lo haremos. Al mismo tiempo de todo esto, mantienen a Dios en el centro de sus relaciones.
Durante estos próximos 61 días, rezaré por mi futuro esposo, por mí como esposa y por la gracia de Dios para estar presente a través de todo. Trabajaremos en nuestro matrimonio, esto es por seguro, y no será fácil. Pero con la comunicación, la comprensión, el perdón y la oración, lo lograremos. Durante el curso Pre-Cana que asistimos hace unos meses, aprendimos algunas cosas acerca de la comunicación y la oración que me gustaría trasmitirlo a todos, ya sea que esté en una relación, con grandes amistades o con varios años de matrimonio. Mi novio me ayudó a crear una lista de las diez mejores cosas que se nos ocurrieron. Espero que les ayuden, también!
- Di "te amo" cada vez que puedas hacerlo.
- Incorpore la oración a su vida antes de comenzar a tener hijos.
- Diga lo que quiera decir, pero tenga cuidado de cómo lo dice.
- Hay tres en su matrimonio: Dios, usted y su cónyuge.
- Siempre sea honesto. Es la mejor política.
- Ninguno de los dos puede leer la mente del otro, así que no lo intenten.
- Siempre haga las paces antes de acostarse. Nunca debe ir a dormir enojado con el otro.
- El matrimonio es un viaje, no un destino.
- Crear límites saludables con amigos y familiares.
- Nunca sea demasiado orgulloso para decir, "lo siento" y dígalo.
Preguntas para la reflexión: ¿Cómo puede el ejemplo de las parejas casadas y comprometidas ayudar a los que disciernen el matrimonio? ¿Hay personas en su vida que usted mira como testigos del matrimonio fructífero?
Krissy Kirby es maestra de la Arquidiócesis de Washington, D.C.